El interior de cada reloj contiene todas las “complicaciones” de aquellos relojes de la época que dieron la fama a la exactitud de la maquinaria suiza. Una esfera nos muestra el día de la semana mientras que la fecha – en formato numérico – es mostrada bajo el símbolo romano de las 12 horas. Otra esfera muestra la hora en formato de 24 horas. Por último una tercera y curiosa esfera muestra las fases lunares con un ciclo de 28 días.
El movimiento mecánico con 20 rubíes utiliza un moderno mecanismo automático, con lo que este reloj nunca necesitará baterías ni que se le dé cuerda manualmente. Su motor es el mismo movimiento de la muñeca.
Su esfera principal está realizada en un material anti-reflectante y recubierta con un genuino cristal mineral endurecido. Las agujas y los puntos horarios han sido tratados con Tritio y son luminosos para poder ver la hora en la más negra oscuridad. La correa – de genuina piel – engancha con la caja del reloj con un remate de elegantes piedras tipo “cabochon”. Los pulsadores también están rematados con estas mismas piedras.
Dos exclusivos modelos: Caballero y Señora.

En Octubre de 1923, un relojero inglés, John Harwood, registró en la Oficina Federal de la Propiedad Industrial en Berna (Suiza) un novedoso movimiento de relojería que permitía que no hubiese que dar cuerda – manualmente – al reloj. Su invención, el primer reloj automático, fue expuesta por primera vez en la Feria de Basilea de 1926.
Más adelante, en 1938, fue diseñado el primer reloj de pulsera automático que también mostraba el día y la fecha.
Pero sólo se fabricaron 7 relojes en toda su historia. La guerra tuvo la culpa y el único ejemplar superviviente sólo conseguimos verlo reproducido en un libro de historia de la industria suiza relojera.
Cuando investigábamos los relojes automáticos suizos de los años 30, descubrimos que hoy, estas maravillosas piezas de antaño, son enormemente apreciadas por coleccionistas. Recientemente, una conocida casa de subastas vendió un reloj mecánico de 1929 por más de 17.000 Euros. Inspirados en aquel reloj, WM of Switzerland, con esmero y paciencia, han recreado aquel reloj automático superviviente, realizado a mano bajo los principios de fabricación de los coleccionistas de relojería. El resultado es esta bellísima pieza. El reloj WM Vintage Automatic

WM of Switzerland, ha conseguido desarrollar un reloj automático de altísima calidad, realizado a mano bajo los principios de fabricación de los coleccionistas de relojería.
WM of Switzerland no desperdicia dinero en publicidad o caros apoyos publicitarios y por ello podemos ofrecerle este reloj automático, en cualquiera de sus dos versiones, el modelo de Caballero o bien el modelo de Señora, directamente y sin intermediarios, a un precio verdaderamente excepcional.

Esta es una oportunidad de poseer un trocito de historia de la relojería en un reloj cuyo precio es a la vez único y asequible.
Su compra está avalada con una garantía incondicional de examen sin compromiso definitivo durante 15 días. Además, WM of Switzerland le garantiza su calidad y operatividad durante dos años con una garantía internacional.